Sin duda alguna, las redes sociales se ha convertido en una de las herramientas más importantes de la comunicación política. Este canal de conexión entre electores y actores políticos se vuelve cada vez más imprescindible. No obstante, su uso es un arma de doble filo en la construcción de la imagen de un político, ya que aunque son bastos los beneficios existe otro lado de la moneda.
En este sentido, es importante comprender que aunque el alcance y velocidad con la que viaja los mensajes resulta de gran utilidad para nutrir el posicionamiento de candidatos o partidos políticos, también está expuesto a la emisión de contenidos negativos, pues en las redes sociales cualquier usuario goza de libertad para expresar lo que desee, claro existen ciertos límites, con el paso de los años las plataformas como Facebook han ido sumando restricciones como la verificación de identidad para publicar anuncios políticos y sociales, iniciativa para frenar fake news y para hacer transparente el pago de publicidad y su descargo de responsabilidad, sin embargo no existen los mecanismos que eviten la viralización de datos no verificados ni una regulación que lo impida, lo grave del asunto, es que en muy pocas ocasiones los replicadores verifican el contenido de la información.
Por lo anterior es de gran relevancia contar con plan de crisis acompañado de una estructura digital que sea capaz de no solo contener los ataques en redes sociales, si no de evaluar de donde vienen, cuales hacen daño, cuáles serán efímeros, si se trata de solo bots o gente real incidiendo en la opinión pública.
Los actores políticos deben estar conscientes de que una red social es canal para el debate, diálogo, análisis de oposición, e inclusive un ancla para alcanzar nuevos públicos, por tanto, el político debe ser asesorado por un comunicólogo con conocimiento en el campo, quien será el encargo de generar un análisis de los diversos criterios, así como tener la capacidad de escuchar y responder a las diversas manifestaciones de los grupos sociales con los que se desee involucrar, no es opción no usar redes sociales, se trata de usarlas con estrategia.
Una adecuada gestión de la imagen pública en redes sociales, dependerá en gran medida del discurso manejado a través de las publicaciones, así como en la retroalimentación entre los diversos grupos de interés. Ahora bien, es indispensable reconocer que las redes sociales permiten ser un altavoz para potencializar el alcance de un mensaje así como para tener un mayor impacto en la participación de coyunturas. En este sentido, el comunicólogo político deberá analizar las coyunturas sociales, políticas y económicas para crear una postura que refuerce la imagen que se desea proyectar de acuerdo a los lineamientos y las metas establecidas para el candidato, candidata o actor político.